
Mus de la industria por la energía
- Publicado por Javier Rodríguez
- El 18 julio, 2017
Artículo de Javier Rodríguez, director general de la Asociación Española de Cogeneración, ACOGEN.
Las nuevas políticas de transición energética y acción climática son una gran oportunidad para incluir en ellas recetas de éxito que potencien de verdad el futuro de la industria en España. Hacerlo supondría un giro ya que tradicionalmente en nuestro país se han diseñado las políticas energéticas sin tener en cuenta las necesidades de la industria, salvo contadas excepciones como la interrumpibilidad y la cogeneración. Por fin, desde hace un tiempo, ya todas las voces coinciden en la importancia de aumentar el tejido industrial, así que parece que viene siendo hora de que la industria ocupe de verdad un lugar destacado en la agenda del Gobierno, de los políticos y de los agentes sociales para acordar un marco regulatorio energético y climático que tenga en cuenta a la industria y la potencie.
«En el primer lugar de las políticas que la industria necesita aparece siempre la energía y su natural maridaje con la acción por el clima»
El importante papel que juegan nuestras industrias manufactureras -que fabrican productos alimentarios, químicos, automóviles, papeleros, cerámicos, siderúrgicos, minerales, etc.-, como generadoras de riqueza, empleo de calidad y bienestar es algo en lo que todos coinciden y supone, sin duda, un cambio social reciente y muy presente políticamente. Muestra de ello, es el anuncio de la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, sobre la creación de una subcomisión parlamentaria para promover “un gran acuerdo por la industria”. Esta vez el clamor de asociaciones industriales, sindicatos y otros agentes sociales en la Alianza por la Competitividad de la Industria, ha sido por fin escuchado. Si es así, España se dotará de un acuerdo para abarcar la transversalidad que la industria necesita. Y en el primer lugar de las políticas que la industria necesita aparece siempre la energía y su natural maridaje con la acción por el clima.
SENTARSE A LA MESA
La industria necesita jugar la partida de la transición energética mano con mano y como protagonista relevante. Esta pro-actividad industrial es vital y requiere estar apoyando continuamente y acercando posiciones a los decisores políticos que, ya se sabe, pueden acabar en posiciones ideológicas muy dispares energéticamente, también en función del devenir de contexto político general, pues la dimensión social y de votos de la energía y la acción climática es considerable y creciente.
«Bienvenidos sean cada uno de los pequeños cambios regulatorios que se han ido consiguiendo en pro de las industrias»
El mus energético y climático está servido. Si la industria sigue jugando a “chica” perderemos el mus. Bienvenidos sean cada uno de los pequeños cambios regulatorios que se han ido consiguiendo en pro de las industrias, pero la estructuralidad de enfoques energéticos necesarios para la industria y el momento actual requieren una pareja bien avenida -la industria electrointensiva y la industria intensiva en calor – para envidar a “grande”, a “pares”, con “juego” y ganar esta partida.
Planta de ciclo combinado de Europac. Foto cedida por ACOGEN.
La revolución energética
El presente año y el siguiente 2018 van a ser definitorios del futuro de la industria española. Los cambios estructurales que se atisban en materia de energía y clima -hace años que ambas políticas viajan juntas- no tienen precedentes en las últimas dos décadas. Citando recientes palabras del comisario Arias Cañete: “Europa está a las puertas de una revolución energética”.
Los cambios en curso se fundamentan en la concurrencia en diferentes niveles geográficos y temporales de desarrollos legislativos del Acuerdo de París, la Unión de la Energía en Europa y, aquí en nuestro país, la Ley de Transición Energética y Acción por el Clima, con un hito importante en la entrega en enero de 2019 por parte de España de nuestro Plan de Acción de Energía y Clima, que será determinante para nuestro futuro energético e industrial durante la próxima década. Todos los temas energéticos de relevancia estratégica –por citar algunos, el mix de electricidad (nuclear, carbón…), fiscalidad energética, autoconsumo, costes regulados, objetivos de eficiencia, etc.-, habrán de ser dirimidos antes y las posiciones políticas se empieza a enrocar y se vislumbra que el consenso requerirá esfuerzos con mucha altura de miras.
«Nuestro Plan de Acción de Energía y Clima será determinante para nuestro futuro energético e industrial durante la próxima década»
El contexto competitivo de las industrias que fabrican en España está situado fundamentalmente en Europa, pero también globalizado. Las políticas y marcos derivados de la Unión de la Energía en Europa están muy bien concebidas, el problema no es el marco europeo sino cómo éste se implemente en cada Estado, dadas las lógicas flexibilidades que cada país tiene y su soberanía plena sobre el mix nacional, como consagra el Tratado de funcionamiento de la UE.
En España, gobernantes y políticos, representantes empresariales de sectores industriales, sindicatos y los propios gestores de las industrias, están obligados a identificar de manera temprana las tendencias estratégicas, consecuencias y oportunidades que las políticas de transición energética y cambio climático, actualmente en fase de diseño, van a tener en la industria, en cada sector de actividad y en cada empresa particular. El acierto en esa identificación, en cada nivel y por cada agente en visionar su posición y adquirir sinergias, puede traer grandes y buenos desarrollos a las empresas, a ciertos sectores y a los países que más espabilen en ponerlos en marcha. Ya se sabe que el que llega primero, logra más inversión y mayor crecimiento.
Para lograr resultados en el tiempo y a tiempo sería deseable empezar ya a intensificar la comunicación, colaboración e intercambio de información para promover propuestas activas sobre políticas y medidas proclives a las actividades industriales. La competencia por direccionar las políticas energéticas y climáticas en uno u otro sentido es ya feroz.
«Para lograr resultados en el tiempo y a tiempo sería deseable empezar ya a intensificar la comunicación, colaboración e intercambio de información para promover propuestas activas»
La industria debe acercarse a los políticos para que la conozcan y la prioricen en la acción de gobierno. Tenemos enfrente una gran oportunidad de retomar la inversión -sin ella no habrá crecimiento industrial- y aumentar el empleo de calidad que tanto necesita este país. Debemos aunar los diversos intereses energéticos de los sectores industriales y hacer piña con los sindicatos. Necesitamos expertos en industria, en la energía de la industria. Esperemos que la recientemente creada Comisión de Expertos sobre transición energética cuente con el enfoque, experiencia y resultado industrial que el país necesita para acertar. Son tiempos para luchar por la industria, para potenciarla y que el país tenga una senda de crecimiento industrial.
Planta de cogeneración en la factoría de Torraspapel en Motril. Foto cedida por ACOGEN.
El tándem clave de la industria: las electrointensivas y las intensivas en calor
Electricidad y calor deben direccionarse conforme a las necesidades específicas de la industria. Debemos situar la eficiencia energética al mismo nivel de prioridad que el fomento de las renovables, a la demanda eléctrica industrial como agente activo y tan determinante como la producción, y situar al gas natural para la industria que consume calor como el combustible limpio, eficiente y competitivo. También potenciar la cogeneración en los objetivos de eficiencia y acción por el clima del país.
«Debemos situar la eficiencia energética al mismo nivel de prioridad que el fomento de las renovables»
En España, las industrias consumen como gas natural tres veces la energía que emplean como electricidad. La industria consume un 30% de la electricidad y un 60% del gas natural de la demanda nacional en España. Si tenemos en cuenta que el orden de precio de la electricidad en las industrias triplica el de gas natural para la misma energía, llegaremos a dos conclusiones: primero, que en términos económicos para la industria es igual de importante disponer de electricidad y de gas natural competitivos; y segundo, que para la industria es inviable electrificar sus consumos energéticos de calor porque triplicaría sus costes, además de que ello es inviable técnicamente en múltiples actividades productivas. Así pues, el maridaje del gas y la electricidad competitivos para la industria es imprescindible para mantener y potenciar la industria, algo que de manera especialmente crucial se aúna en la cogeneración.
«Los costes de la energía en Europa, que suman los precios en los mercados mayoristas, costes regulados e impuestos, no son competitivos para sus industrias»
La competitividad energética de la industria está sobre la mesa, pareja al mantenimiento y futuro de su actividad, pues los costes de la energía en Europa no son competitivos para sus industrias. La suma de precios en los mercados mayoristas, costes regulados e impuestos son incompatibles con que crezca más industria en nuestro continente. “Las inversiones de los sectores intensivos en energía se escurren de Europa hacia otras partes del mundo”, expone la patronal empresarial europea Business Europe en su informe “Construir una industria fuerte y moderna en Europa”.
Cogeneración: energía eficiente y calor para la industria
La industria electro-intensiva asociada en AEGE-, sectores metalúrgico, químico, siderúrgico y gases industriales, supone el 11% de la demanda anual eléctrica peninsular, con 83 plantas industriales repartidas por toda España. La industria intensiva en calor y agrupada en ACOGEN –unas 600 industrias que emplean la cogeneración en diferentes sectores– consume el 5% de la demanda eléctrica y también genera casi el 11% de la electricidad del país, para lo que consume el 25% de todo el gas natural.
La cogeneración, promovida por la propia Directiva de Eficiencia Energética, es un factor de eficiencia a gran escala, pues con una sola medida puede conseguir gran parte del objetivo nacional de eficiencia energética. Sectores como alimentación, automóvil, papel, química, textil, refino, cerámico y muchos otros, encuentran en esta tecnología una solución a su necesidad de calor
«La cogeneración, promovida por la propia Directiva de Eficiencia Energética, es un factor de eficiencia a gran escala»
La cogeneración contribuye a la eficiencia energética, a la acción por el clima y a la competitividad de gran parte de la industria nacional, supone garantía de potencia y es generación distribuida. Estas contribuciones hacen que la cogeneración sea un aliado de los objetivos del Gobierno en cuanto a eficiencia, un actor de las Políticas de Estado de Transición Energética y descarbonización: eficiencia energética como respuesta al cambio climático.
«La cogeneración contribuye a la eficiencia energética, a la acción por el clima y a la competitividad de gran parte de la industria nacional, supone garantía de potencia y es generación distribuida»
Las plantas de cogeneración españolas son parte del presente y del futuro industrial del país. Los industriales cogeneradores planean importantes inversiones necesarias para la viabilidad futura de las plantas en funcionamiento, que harán posible la continuidad de sus valiosas aportaciones.
España a la cola de la competitividad energética de la industria
Pero si el tren europeo está a gran distancia de nuestros competidores norteamericanos, aquí partimos en el furgón de cola con nuestros competidores europeos. Esto afecta a la electricidad y al gas natural que, no lo olvidemos, es el combustible de presente y de mayor futuro de referencia para la competitividad de la industria. En España, el precio de la electricidad es entre un 30% y un 50% más cara que en otros países competidores de nuestra industria como Alemania o Francia. Esa desventaja puede colocar a nuestras empresas en situaciones de no rentabilidad. En el gas ocurre lo mismo, nuestros peajes del gas doblan a los de Francia, triplican a los de Alemania… Por tanto, la energía en España es un factor vital en la competitividad de nuestras industrias intensivas en electricidad y/o calor, que puede marcar la diferencia entre tener beneficios o no, retribuir a los accionistas o no y entre seguir invirtiendo para ser sostenibles o no.
«Pero si el tren europeo está a gran distancia de nuestros competidores norteamericanos, aquí partimos en el furgón de cola con nuestros competidores europeos»
Así las cosas, esperemos que Trump no implemente más medidas proteccionistas que podrían acelerar el descalabre de la permanencia en Europa de muchos sectores industriales. Europa debe acercarse a la competitividad energética de Estados Unidos. Y España debe encontrar su mímesis propia de desarrollo industrial siguiendo lo que Alemania hace por sus industrias y encontrando nuevos enfoques.
Cogeneración. Smurfit Kappa. Imagen cedida por ACOGEN.
La “industria activa” que emana de la visión de la Unión de la Energía en Europa -que aquí tenemos que hacer realidad con un modelo propio-, es una industria o grupos de industrias que pueden actuar individual o conjuntamente, que no sólo consumen energía sino que almacenan o venden la electricidad generada en sus instalaciones, incluso a través de agregadores, o participan en la respuesta de la demanda o en planes de eficiencia energética.
Esta visión sitúa a la industria como pilar energético en el entorno local de sus comunidades, con generación energética distribuida y prestando e intercambiando suministros y servicios también en mercados más locales con sus ciudades y zonas geográficas. Para ello, además de potenciar los mecanismos y rediseñar y desarrollar los mercados energéticos, hay que hacer un enfoque posibilitador sobre los costes regulados y las regulaciones de las redes –especialmente sobre los peajes y su adecuación a la proximidad y al uso que se haga de las redes- y reequilibrar la fiscalidad sobre la energía y las emisiones en consonancia con los objetivos.
«La industria necesita una priorización en la agenda energética y climática del país, que se focalicen los problemas existentes y se afronten con celeridad y luces largas»
La industria necesita una priorización en la agenda energética y climática del país, que se focalicen los problemas existentes y se afronten con celeridad y luces largas. Más que una obligación política, es una oportunidad tecnológica, económica y social. Los consumidores y productores industriales somos conscientes de los costes que conllevarán las nuevas políticas, pero si ello da como resultado una España con más industria, todos visualizaremos y compartiremos los beneficios. Consenso y coordinación industrial. ¿Daremos, o no, mus las industrias?
Fotos cedidas por ACOGEN
Director General de ACOGEN (Asociación Española de Cogeneración).