Combatir el CO2 encarece el precio de la luz en el mercado mayorista

En la primera quincena de mayo, el precio medio de la luz se coloca en 47,05 €MWh en el mercado mayorista de electricidad. Con una demanda más baja de lo habitual, retrocede un 6,66% desde el cierre del pasado mes de abril. Sin embargo, permanece por encima del precio que registraba en abril de 2018 (+10,26%) y un 9,24% más caro que la media de los últimos cinco años. Es más, el día 16 marcaba 52,47 €/MWh. Lo elevado del precio y su volatilidad se explica, de acuerdo a los analistas de Grupo ASE, por las consecuencias de las políticas europeas para la descarbonización de la economía en el mix eléctrico.

El eje sobre el que pivotan estas políticas son los certificados de emisiones de CO2. ‘Permisos’ para emitir dióxido de carbono. Literalmente, “pagas por contaminar”, simplifica Leo Gago, analista de Grupo ASE. El objetivo se está consiguiendo. Eso sí, alerta, “una de las consecuencias de estas políticas, también buscada, no le gusta a nuestro bolsillo: sube el precio de la luz”. Y lo hace porque los ciclos combinados (gas) ocupan el hueco térmico.

Fuente: OMIE

 

El éxito de la lucha contra el CO2

Los certificados están en el origen. Pero lo que causa el ‘efecto CO2’ no son los propios certificados, sino su cotización. Concretamente, detalla Gago, “la evolución de su precio en el mercado el que se compran y venden. Y ese precio ha subido mucho: de abril de 2017 a abril de 2019 se ha encarecido un 473,30%”:

  • Abril de 2017: 4,57 €/ton.
  • Abril de 2018: 13,59 €/ton.
  • Abril de 2019: 26,2 €/ton.

Su precio sube porque su número se reduce progresivamente y, además, se cotizan en un mercado abierto en el que también “intervienen agentes que no adquieren el certificado para utilizarlo sino como un producto de inversión, para revenderlo. Ensanchan el mercado y aportan liquidez”, aclara Gago.

 

El efecto CO2 expulsa al carbón de la producción eléctrica

El mix energético es el conjunto de tecnologías que generan la electricidad que consumimos. Una “cesta” en la que los “huevos” serían hidráulica, eólica, solar, nuclear, térmica (carbón), de ciclos combinados (gas), cogeneración, etc. Todas ellas producen y aportan una parte al total.

El carbón es muy sensible al precio de los certificados de emisión de CO2. Según Juan Antonio Martínez, analista de Grupo ASE, “tiene un factor de emisión de alrededor de 0,9t/MWh producido. Por tanto, incrementa su coste de generación en 0,9 €/MWh cada vez que el precio sube 1€/TCo2”. Deja al carbón fuera de juego de la generación de electricidad.

En 2018 la energía nuclear lideró la generación de electricidad. Produjo el 22,38% del total. En segunda posición, la energía eólica, con un 19,16%. El carbón, con el 17,10% ocupó el tercer puesto. La suma de energía solar térmica y fotovoltaica ocupaba el séptimo lugar (5,37%). “En ese momento el carbón era una fuente de generación competitiva en precio y actuó como soporte en un año muy seco, con una producción hidráulica en mínimos”, explica Martínez.

En marzo de 2019 continuaban en cabeza nuclear y eólica. Pero el carbón había retrocedido de la tercera a la séptima posición. Justo por detrás de la suma de energía solar fotovoltaica y térmica. El sorpasso, aclara Martínez, “se debe más a que el carbón ha producido un 75% menos, que al crecimiento, del 17,3%, de las tecnologías solares”.

En abril de 2019 la situación es similar. “Con el actual nivel de precios en los que se encuentran los certificados de CO2, a una central térmica le resulta más atractivo vender su certificado que ejercerlo. Además, corporativamente las grandes eléctricas apuestan por energías verdes para mejorar su imagen”, afirma Martínez.

¿Y entonces por qué está caro el precio de la luz?

El carbón no es la única tecnología fósil que se utiliza para generar electricidad. El gas alimenta los ciclos combinados. Y su coste de producción también se ve incrementado por el CO2. Concretamente, apunta Martínez, “por cada 1€/TCo2 de incremento del precio del CO2, los ciclos combinados (gas) suben sus ofertas en el mercado diario en 0,45 €/MWh”.

Aunque el gas se encarezca no deja de producir por su potencia instalada. Y dado el funcionamiento del sistema de fijación de precios (se cierra cada hora al que marque la última tecnología en entrar), lo que hace el gas es elevar el techo de los precios. De lo que se benefician, también, el resto de las tecnologías competidoras.

 

La generación eólica, la gran beneficiada

Desde que el carbón ya no es competencia para los ciclos combinados, solo la energía eólica es capaz de neutralizar este efecto. Pero solo cuando su producción es elevada. El inconveniente es que la energía eólica es irregular. Por eso en marzo de 2018, muy abundante (33,1% del mix), logró una importante rebaja en el precio de la luz (-26,7%). Y en marzo de 2019, solo abundante (24,2% del mix), lo bajó, pero menos (-9,6%).

Cuanto más aporte, más contribuye a llenar “la hora” y menos espacio deja para otras fuentes. De esta manera, presiona al resto de tecnologías a rebajar sus ofertas para lograr entrar. La última que consigue entrar, fija el precio de toda la hora. Y la energía eólica, con un coste de producción variable cercano a cero, obtiene el mismo precio que el resto, con un margen de beneficio muy elevado.

 

El efecto CO2 llama a las renovables

El encarecimiento de la electricidad es un efecto colateral que nos resulta antipático como consumidores. Pero también es una señal económica. A medida que se abaratan las tecnologías renovables, crece su margen de rentabilidad. “Desde la mirada inversora, un precio de la luz caro incrementa su atractivo”, recuerda Leo Gago.

La potencia instalada de tecnologías renovables irá aumentando y, paralelamente, se alterará la composición de nuestro mix energético y se modificará el techo de precios. Bajará el precio de la electricidad y las renovables mantendrán su rentabilidad porque su coste de producción tiende a la baja. Hasta que lleguemos ahí, el escenario es volátil e incierto por las asimetrías que se generan.

 

¿Cuánto le cuesta a la industria el CO2?

De acuerdo al cálculo realizado por Juan Antonio Martínez, “una empresa mediana, como podría ser una fábrica de cartón, que consumiera 5 GW de electricidad al año, habría abonado 25.000 euros más en 2018, solo por el encarecimiento del pool directamente asociado al coste del CO2, del 9%. Si tenemos en cuenta los impuestos, la cifra rondaría los 30.000 euros”.

“La transición energética conlleva una elevada volatilidad y, sobre todo, incertidumbre en los mercados tradicionales de electricidad”, explica Martínez. “Si la industria no adapta su gestión energética a este contexto lastrará su competitividad”, afirma. En este sentido, recomienda la exploración de nuevas vías, mercados y productos.

Mantente al día de la actualidad del mercado eléctrico a través del informe mensual que elaboran nuestros analistas. Encontrarás los datos más relevantes, representados a través de gráficas interactivas y comentadas.

 

Generación nuclear: ¿Ángel o demonio del sector eléctrico?

Artículo de José G. Laruelo, ingeniero industrial y actual presidente de Jóvenes Nucleares.

En los últimos meses, la generación eléctrica de origen nuclear se está viendo fuertemente presionada por diferentes organizaciones antinucleares y partidos políticos. No es raro ver, en los medios de comunicación y redes sociales, noticias acerca de la continuidad de operación de las centrales nucleares españolas, la gestión de los residuos radiactivos, la seguridad nuclear o, incluso, afirmaciones como que “obstaculizan la transición energética”.

Muchas de estas declaraciones están basadas en argumentos sesgados e imprecisos, cuando no falsos, que poco tienen que ver con la realidad. Sin embargo, la energía nuclear puede y debe seguir jugando un papel muy importante frente al cambio climático, generando electricidad de forma segura, fiable y libre de CO2.

«La energía nuclear, acusada de “obstaculizar la transición energética”, en realidad puede y debe seguir jugando un papel muy importante frente al cambio climático»

Así lo entienden numerosos países de todo el mundo, construyendo1 y alargando la vida de sus centrales nucleares y potenciando un mix diversificado, con el objetivo de obtener una adecuada transición energética.

 

1. En la actualidad se están construyendo 60 centrales nucleares, de las cuales 20 sólo en China y 15 en Europa (contando las 7 centrales en Rusia).

Tras la firma y ratificación por parte de España del Acuerdo de París, es el momento de definir los planes nacionales para cumplir los dos principales objetivos:

  • mantener el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de 2°C, realizando todos los esfuerzos necesarios para limitar ese aumento a 1,5°C respecto a las temperaturas preindustriales y
  • que las emisiones globales alcancen su nivel máximo cuanto antes, y aplicar después rápidas reducciones, basadas en los mejores criterios científicos disponibles, hasta igualar el balance entre emisiones y capturas.

Para ello, los países miembros de la Unión Europea han asumido el exigente compromiso de reducir para 2030 el 40% las emisiones de CO2 con respecto a 1990 y entre el 80% y el 95% para 2050. España, al igual que otros países europeos, se encuentra inmerso en la elaboración de una Ley de Cambio Climático y Transición Energética que defina el marco legislativo adecuado para facilitar la travesía hacia una economía descarbonizada, haciendo frente al Cambio Climático desde todos los sectores, tanto los sujetos al régimen de comercio de derechos de emisión (sector de generación de energía eléctrica, sector industrial o aviación) como los denominados sectores difusos (transportes, agricultura, ganadería, residencial, etc.).

Centrándonos exclusivamente en el sector de generación de energía eléctrica español, las centrales nucleares son las únicas “centrales de base”, capaces de suministrar energía eléctrica en forma permanente sin emitir CO2. Es por ello que, conjuntamente con las renovables, son nuestras principales valedoras para lograr una descarbonización del sector.

«Las centrales nucleares son las únicas ‘centrales de base’ capaces de suministrar energía eléctrica permanentemente sin emitir CO2»

El parque nuclear español dispone de una grandísima salud. Las continuas inversiones y mejoras en materia de seguridad, modernización y formación han logrado que las centrales nucleares estén actualizadas y en perfectas condiciones, conforme a la normativa vigente y a los organismos reguladores, tanto nacionales como internacionales; por tanto, se puede afirmar que las centrales nucleares son más seguras hoy que cuando comenzaron su operación y están preparadas para operar más allá de su vida de diseño (40 años) evitando la emisión de entre 45 y 55 millones de toneladas de CO2 anualmente, el equivalente a las emisiones del parque de turismos nacional.

«Las centrales nucleares evitan la emisión de entre 45 y 55 millones de toneladas de CO2, el equivalente al parque de turismos nacional»

Además, el alargamiento de la operación de las centrales permitiría reducir las importaciones de gas y carbón e implicará el relevo generacional tanto en las plantas como en las empresas que conforman el sector nuclear. Destacar que, en la actualidad, hay 115 reactores con autorización para la continuidad de operación a largo plazo; 81 de ellos sólo en EEUU. Hay que indicar también que el seguimiento de carga, por parte de las centrales nucleares españolas, es posible. Actualmente Francia realiza seguimiento de carga o Alemania, que lo hacía previo al parón nuclear de 2011. Por lo tanto, hay que recalcar que la nuclear es compatible con las renovables, permitiendo su desarrollo y crecimiento y sirviendo como base a estas tecnologías, que por su naturaleza, son variables.

En lo relativo a la seguridad nuclear del parque nuclear español, cabe destacar que las centrales están permanentemente vigiladas por Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el cual mantiene un estricto programa de supervisión y control, garantizando el adecuado funcionamiento de estas. Igualmente, y tras el accidente nuclear de Fukushima, las centrales nucleares españolas realizaron las pruebas de resistencia y además, implementaron medidas adicionales para mejorar la seguridad frente a sucesos extremos, como por ejemplo, terremotos, inundaciones, pérdida de alimentación eléctrica o, incluso, el impacto de aviones contra las contenciones. Tras estos estudios, se puede asegurar que la seguridad nuclear de las centrales nucleares españolas está asegurada.

«Tras el accidente de Fukushima las centrales españolas implementaron medidas adicionales frente a sucesos extremos como terremotos o inundaciones»

Por lo tanto, surgen las siguientes cuestiones: ¿por qué se tiene tanta prisa en cerrar las centrales nucleares que operan ininterrumpidamente y que ayuda a la lucha contra el cambio climático? ¿Por qué se pretende acabar con una fuente de energía fiable y que estabiliza el precio del pool? Si eliminamos la generación eléctrica de origen nuclear, ¿estamos preparados para afrontar un crecimiento de las emisiones de CO2 como está ocurriendo en Alemania tras el parón nuclear?

«Una fuente de energía como la nuclear ayuda a estabilizar el precio del pool eléctrico»

Aunque la energía nuclear tiene grandes beneficios, no nos podemos olvidar de su factor más penalizante, la generación de residuos radiactivos. Según la normativa europea, cada país es responsable de la correcta gestión de sus residuos radiactivos. Es por ello que en el VI Plan General de Residuos Radiactivos, además de mantener operativo El Cabril, se expresaba la necesidad de construir un Almacén Temporal Centralizado para el almacenamiento de los residuos de alta actividad3 (RAA) que garantizase la seguridad y la protección de las personas y del medio ambiente durante el periodo de tiempo necesario para proceder a su gestión definitiva.

2. Instalación para el almacenamiento de residuos de muy baja (RBBA), baja y media actividad (RBMA).
3.Combustible nuclear irradiado, mayormente, y los residuos vitrificados en el extranjero.

Sin embargo, debido al retraso en la construcción del ATC, por motivos políticos y no técnicos, varias centrales nucleares se están viendo obligadas a construir Almacenes Temporales Individualizados (ATIs) para poder continuar su operación. Igualmente, en dicho documento, se presenta el almacenamiento geológico profundo (AGP) definitivo como una solución viable y segura, ampliamente aceptada internacionalmente.

Finlandia, por ejemplo, ya se encuentra construyendo su AGP, y varios países europeos, entre ellos Suecia, Francia o Alemania, tiene proyectos muy avanzados al respecto. Hay que destacar que actualmente somos capaces de almacenar y gestionar los residuos radiactivos de forma adecuada y que las instalaciones utilizadas para ello, garantizan la seguridad de las personas y el medioambiente de forma continua en el tiempo.

«Actualmente somos capaces de gestionar los recursos radiactivos garantizando la seguridad de las personas y el medioambiente»

Una vez expuesta la obligación que tiene España en lo relativo a la gestión de sus residuos radiactivos, parece que el bloqueo realizado por ciertos partidos políticos y organizaciones antinucleares carece de sentido ante una actividad de obligado cumplimiento. Tal y como pronunció el Tribunal Supremo, “el atasco político realizado sobre el ATC está llevando al país al entorpecimiento para la gestión de los residuos radioactivos y, por consiguiente, al debilitamiento de la seguridad nuclear, con el daño que supone para un servicio público esencial”.

«La nuclear, junto con las renovables, son nuestro principal valedor para lograr la descarbonización de la energía eléctrica y evitar el calentamiento global»

Como conclusión indicar que la generación de energía eléctrica de origen nuclear no es ni ángel ni demonio. Al igual que cualquier otra actividad industrial, tiene sus beneficios e inconvenientes, pero no se puede negar que las centrales nucleares españolas generan gran cantidad de electricidad de forma constante y fiable y que son, conjuntamente con las renovables, nuestro principal valedor para lograr una descarbonización de la energía eléctrica frente al temido Calentamiento Global. Finalmente, consideramos que tanto Jóvenes Nucleares como todo el sector nuclear debe poner todo su esfuerzo en informar a la sociedad, de cara a decidir como estado y con consenso, cual debe ser nuestra política energética a largo plazo.

 

Las auditorías energéticas de Grupo ASE ahorran más 6 millones de euros a las grandes empresas

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Las veinte auditorías energéticas realizadas por Grupo ASE a grandes empresas en 2016 optimizarán su consumo energético en 64.854.585,52 kWh. En cifras, un ahorro de 6 millones de euros y la reducción de 87.395 toneladas de CO2 anuales.

El Real Decreto-Ley 8/2014 ha supuesto un incentivo

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