Los números de la electricidad producida por tecnología fotovoltaica son en apariencia imbatibles. Sin embargo, quienes tenemos memoria recordamos la trayectoria del despliegue de esta tecnología en España y los problemas que ha ocasionado. Conviene recordarlo, básicamente, para que no nos vuelva a ocurrir algo parecido.
Allá por el año 2006 ‘expertos’ en energía recorrieron la geografía española vendiendo instalaciones fotovoltaicas a los consumidores. En esa época las primas que recibían estas instalaciones justificaban la inversión, pues los periodos de retorno eran muy rápidos. De esta forma los ‘expertos’ nos ‘garantizaban’, BOE en mano (‘es la palabra del Estado’, decían), que obtendríamos una renta ‘vitalicia’ y ¡sin trabajar! Después de la rueda, parecía ser el mayor avance de la humanidad.
Huelga decir cómo acabó. Pero no estaría de más hacer el esfuerzo de buscar e identificar a aquellos ‘expertos’ que nos aconsejaron la inversión. Si alguno de ellos sobrevivió a la crisis de confianza, fue echando la culpa de todo al Estado, en exclusiva. Y a nadie más.
¿Nos toman por tontos?
Aquellos son los mismos que ahora nos transmiten que las cosas han cambiado y que, por tanto, ya no existe dificultad alguna para emprender estas inversiones. Entre ellos las asociaciones y lobbies que defienden los intereses del sector renovable. Entre artículos especializados y conferencias sobre autoconsumo, muchas veces nos da la impresión de que se nos trata como a los niños cuando Locomotoro, el chiripitifláutico ‘conductor de todo menos del codo’, eliminaba el pasado con un simple ‘borra eso’.
Porque es cierto que ahora es distinto. Pero no por la última norma publicada. Lo que reduce la incertidumbre es que en 2019 la política energética la marca Bruselas. Puede cambiar el signo político del Gobierno de España, pero ya estamos inmersos en la transición energética europea.
Otro aspecto que diferencia el contexto actual del de 2006 es que las renovables ya no necesitan primas: la tecnología ha evolucionado. Los materiales son más eficientes y más asequibles que entonces. Por eso la inversión puede ser asumible, siempre que convenga.
Decisiones empresariales
Cuesta mucho trabajo e ilusión enseñar a caminar a una empresa por sí sola, consolidando proyectos, adecuando continuamente los que ya existen y, sobre todo, intentando con medios, trabajo y talento adelantarse a la realidad para dar soluciones diferentes a las de tu competencia.
Incluso cuando las cosas no salen como teníamos previsto, se hace buena esa frase que dice que ‘no podremos hacer lo que queramos, pero al menos, no tendremos que hacer lo que no queramos’ que, dicho sea de paso, no es poco.
Dos preguntas clave previas al autoconsumo
Por eso, cuando se trata de decisiones de inversión importantes y no vinculadas directamente al objeto de nuestra empresa, conviene ser prudentes y hacerse las preguntas adecuadas para aclarar esta situación y, también, para que no nos tomen por tontos.
Si instalo en el tejado de mi fábrica placas fotovoltaicas… ¿cuánto me voy a ahorrar? Si eres cliente de Grupo ASE has recibido una circular con este artículo completo, que incluye la respuesta a las dos preguntas clave que deberías hacerte, así como información detallada de lo que podemos ofrecerte.
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