Daniel Gallego Zamorano, ingeniero de Reactor y Salvaguardias Nucleares en la Central Nuclear de Ascó, ostenta un cargo de vocal tanto en la Junta Directiva de Jóvenes Nucleares como en la Comisión de Comunicación de la Sociedad Nuclear Española. A continuación expone cómo el parque nuclear español ha sido capaz de responder con fiabilidad y seguridad, en base a sus elevados estándares de calidad.
Ante una situación tan extraordinaria como la actual, la industria nuclear española ha asumido lo complejo de la situación y su condición de necesaria para salir de esta crisis con gran profesionalidad, esfuerzo y compromiso.
Hablamos no sólo de donaciones y aportaciones de material, logística, equipos o infraestructuras frente a la COVID-19 -que también se han realizado desde muchas de las empresas del sector nuclear o desde la propia Organización Internacional de la Energía Atómica de la ONU- sino también del esfuerzo y compromiso diario de los trabajadores de las centrales nucleares para garantizar un suministro eléctrico estable y seguro.
Las centrales nucleares españolas, en representación de la industria nuclear nacional, completó, en 2019, su noveno año consecutivo a la cabeza en cuanto a producción eléctrica nacional (mayor al 21%), según datos de Red Eléctrica Española. Además, la operación del parque nuclear español evitó la emisión de aproximadamente unos 50 millones de toneladas de CO2 el último año.
«El parque nuclear español ha evitado la emisión de aproximadamente 50 millones de toneladas de CO2 en el último año»
Clave para la transición energética
Por todo ello el sector nuclear se ha convertido en un actor clave para la transición energética, la descarbonización y la electrificación. Supone un respaldo fiable y eficiente para las energías renovables, tal y como recoge el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático), en palabras de su vicepresidenta, y ha cobrado especial importancia en la situación generada por la pandemia.
Sumado a esta elevada capacidad de producción, nuestras centrales nucleares son una garantía de suministro robusta y muy necesaria. Más, si cabe, en estos meses de confinamiento en que gran parte de la población ha estado en casa. No hay que olvidar que no sólo los hogares necesitan electricidad. Muchas de nuestras industrias y, por supuesto, los hospitales han estado trabajando a mayor ritmo del habitual, al igual que el propio sector eléctrico en general, y nuclear en particular, para garantizar un servicio tan esencial como la luz eléctrica.
«Las altas precauciones habituales ante un enemigo invisible han facilitado la adopción de las medidas de seguridad implementadas»
Producción y seguridad
Cabe destacar que durante estos meses de confinamiento, tres de nuestros reactores (Almaraz I, Ascó I y Trillo) han tenido que parar para recargar combustible nuclear, tal y como estaba planificado previamente al aislamiento de la población. Como instalaciones críticas para el país son necesarias también ante una situación tan excepcional, y como tal se le ha dado respuesta desde las centrales y sus plantillas, garantizando la producción y la seguridad.
Dichas paradas por recarga han sido alteradas a consecuencia del coronavirus en cuanto a desplazamiento en sus fechas iniciales huyendo del pico de la pandemia, reordenando algunas de sus actividades y aplicando medidas especiales de prevención y protección. Todo ello supervisado bajo la rigurosidad que caracteriza al sector y en consonancia con el organismo regular español, el Consejo de Seguridad Nuclear.
En el sector nuclear, como en otros sectores y empresas, se optó por adoptar medidas como el teletrabajo o la segmentación del personal en turnos distintos para una mayor protección ante posibles contagios. Esto sumado a la implementación de medidas de higiene extraordinarias para todo el personal, similares a las empleadas habitualmente en zona controlada (con posibilidad de contaminación radioactiva), ha sido un éxito en cuanto al poco impacto que el COVID-19 ha tenido entre los trabajadores de las centrales nucleares.
Es precisamente esa costumbre de trabajo, con altas precauciones ante un enemigo invisible, (ya sea la posible contaminación radioactiva en zona controlada de las centrales o el coronavirus actualmente) la que en el caso del sector nuclear ha facilitado un entendimiento, adaptación y compromiso extra con las medidas que han ido implementándose.
A pesar de las dificultades añadidas por la pandemia, los profesionales nucleares han demostrado un elevado nivel de responsabilidad y excelencia en sus labores, cosechando muy buenos resultados en estas actividades de recarga de combustible y mantenimiento.
Altos estándares de calidad
Sin duda, la apuesta de la industria nuclear española por un empleo de calidad y muy cualificado es una de las claves para estos tiempos tan complicados, lo que además servirá de atractivo para los más jóvenes que opten por acercarse a este sector. La formación y la comunicación (interna y externa) facilitan que el personal esté alineado con las premisas a cumplir y la sociedad pueda así percibirlo, generando confianza tanto de puertas adentro de las centrales, así como con el resto de grupos de interés.
Los altos estándares que ya se aplican desde hace años en la industria nuclear han ayudado a que, aunque se hayan tenido que aplicar medidas extraordinarias, los trabajadores y las empresas del sector hayan podido y sabido adaptarse a ellas inmediatamente. El uso de la experiencia operativa acumulada y aplicada durante estos meses junto con un afán de mejora continua muy marcado en la industria nuclear, sin duda nos ha hecho más fuertes para afrontar los nuevos paradigmas que se nos planteen y mirar con esperanzas y garantías al futuro.
Daniel Gallego Zamorano, vocal de la junta directiva de Jóvenes Nucleares
Imagen principal: Parque Eléctrico de la Central Nuclear de Vandellós II (Tarragona). Fuente: ANAV.